SALUD MENTAL

SALUD MENTAL

Nada más cruzar la verja de los centenarios jardines de la Tamarita, el follaje y los trinos amortiguan el rugido del tráfico procedente de la rotonda de la avenida del Tibidabo. Con el oído agradecido, los pulmones acariciados por el aire limpio y los ojos contentos ante la visión de un ciruelo rojo en plena floración, la sensación de bienestar es inmediata. Montse Rivero (Barcelona, 1961) lleva 25 años dando clases de historia de los jardines y poniendo en valor el patrimonio urbano verde, imprescindible para la salud física y mental.

¿Los jardines han existido siempre?
Desde que el ser humano empieza a ser sedentario hace jardines, pero no por placer sino para cultivar plantas necesarias para la vida cotidiana. Los jardines aparecen en Egipto y en Mesopotamia más o menos al mismo tiempo, hacia el año 3000 aC.

Automáticamente vienen a la cabeza los jardines colgantes de Babilonia.
Son los jardines que todo el mundo conoce de nombre y se han considerado una de las siete maravillas del mundo clásico. En cambio, nunca sabremos si existieron o no. Para mí es una buena metáfora: no sabremos nunca si los jardines más conocidos fueron alguna vez reales.

De muchos jardines no han quedado trazas.
La investigación es complicada porque a menudo no existe documentación oficial. Muchos jardines se han perdido y los que se han conservado siempre están vinculados con el poder.Hasta que llegan los parques públicos.

Hace 25 años que doy clases de historia de los jardines y cuando más disfruto es al llegar al siglo XIX. Como consecuencia de la revolución industrial, nace el movimiento higienista y las ciudades se abren para crear parques públicos que tienen como objetivo higienizar el ambiente contaminado por las fábricas y ofrecer espacios de recreo a los trabajadores que pasan muchas horas hacinados. Sin embargo, con el paso del tiempo las ciudades fueron olvidando este papel preventivo y purificador de la vegetación.

¿Cuál fue el primer parque público?
El de Birkenhead, junto a la ciudad inglesa de Liverpool, que data de 1843. El diseñador del Central Park de Nueva York, Frederick Law Olmsted, vino a visitar parques a Europa para inspirarse y lo que más le sorprendió no fue el estilo de Birkenhead sino el hecho de que tan propietario era el panadero a quien le acababa de comprar el pan como la reina de Inglaterra.

“La jardinería es más barata que la terapia y encima te da tomates”, reza un dicho inglés.

Usted estudia el papel de los jardines en centros de salud mental.
En el grupo Jardins i Jardiners de la Institució Catalana d’Estudis Agraris investigamos el patrimonio de los jardines y no me constaba que nadie hubiese tratado este tema. Empecé a estudiar los jardines que había en los manicomios de Barcelona en el siglo XIX, cuando las nuevas teorías sobre el tratamiento de las enfermedades mentales insisten en el reposo, el acompañamiento y el aire libre.

En su conferencia El jardí dels orats reúne varios ejemplos.
Hay un texto del reglamento del frenopático de Les Corts que describe magníficamente por qué son tan necesarios los jardines en estas instituciones. Habla de cómo el canto de un pájaro puede hacer que una persona ensimismada salga de su locura y conecte de nuevo con la vida.

¿Cómo son los jardines de la sociedad actual?
Estamos en un momento de resurgimiento de la ecología y los jardines vuelven a ser espacios esenciales para la salud. Además, estilísticamente todos los jardines que se proyectan vuelven a la sencillez y a ser lo más parecidos visualmente a la naturaleza, con menos petunias y más vegetación asilvestrada.       

REPORTAJE DE EL PERIODICO

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